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Hallan en Huelva un guiso bien conservado de época tartésica: «Como si hubiera sido cocinado ayer»
Conocemos el brillo de Tarteso pero no el sabor del recetario completo de una civilización tan fascinante, con Huelva como epicentro en el primer milenio antes de Cristo. Su esplendor tuvo como pilar la actividad minera y metalúrgica, un poder transformador muy apreciado en la antigüedad que se tradujo en un importante desarrollo comercial, económico y social. Prueba de ello son los ajuares sin parangón encontrados en las tumbas de la necrópolis de La Joya, que estos meses se puede recorrer con detalle en una exposición en el Museo de Huelva.
Más complicado parece saber qué bullía en los fogones de las cocinas tartésicas, qué ingredientes se combinaban para alimentar a los ciudadanos de una urbe que recibió a griegos y fenicios. Sin embargo, la vanguardia de la tecnología aplicada a la arqueología casi todo lo puede y ahora mismo está en estudio un guiso hallado en una olla de los tinglados puerto tartésico descubierto en los bajos del antiguo edificio de Hacienda, en unas estructuras de entre los siglos VI y V a. C. junto con 3.000 fragmentos cerámicos de la misma época. Es un espacio que se integrará en la nueva sede del Gobierno Andaluz en Huelva -con 8 millones de inversión- y que está generando mucha expectación. De hecho, se trata de la primera vez que la capital onubense cuente con restos tartésicos musealizados.
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